Con cierta vacilación, esta pared de monos adolescentes se acercó a los mapaches. Al principio los ignoró, pero en algún momento los monos cruzaron una línea roja invisible y el comportamiento de la mama grande cambió de un desinterés mesurado a una atención total. Aún sin alarmarse, se aseguró de que los cachorros estuvieran detrás de ella, se volvió hacia la fila de monos, se incorporó ligeramente en cuclillas, peló los dientes y les siseó. Casi me la imagino diciéndoles: “¿Quieren probarlo, chicos? ¡Adelante! ¿Quién es el primero?»