Por Cesar Barrio Amorós
La magnífica selva de Costa Rica ofrece al viajero amante de la naturaleza innumerables oportunidades de observar una fauna y flora espectaculares. No obstante, durante el día sólo podemos observar la mitad de lo que hay. La otra mitad se despierta de noche. Ranas y reptiles, insectos gigantes, búhos, cuyeos y multitud de mamíferos entran en actividad al caer el sol. Ya cuando reina la oscuridad es el mejor momento para salir con linternas y botas de caucho a descubrir los misteriosos seres que se esconden entre las sombras.
Pero no es aconsejable salir solo, sino acompañado de un guía, que con su conocimiento y experiencia hallará muchas especies de otra manera invisibles. Él se las mostrará explicando los secretos que usualmente esconden. En las caminatas nocturnas por las reservas y bosques privados de Costa Ballena descubrimos un sinfín de especies inusuales, tanto en época de lluvias, cuando son más activas las ranas (como las de cristal o las de ojos rojos) como en época seca, cuando es más fácil observar mamíferos y aves que caminan de noche por los senderos y quebradas. No es raro que aparezca alguna serpiente, por ello hay que llevar botas altas y seguir los pasos del guía.
Salir en caminatas de noche a la selva ofrece una perspectiva muy diferente a la diurna, ya que concentramos la visión en un campo mucho más determinado.
A veces, apagamos las linternas todas a la vez y escuchamos los sonidos de la noche tropical: insectos, ranas y aves nocturnas, disfrutando de este concierto de la naturaleza.
¡No se extrañe de que la espectacular sinfonía de la flora y fauna de la noche lo vaya a cautivar!
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