Conduciendo hacia el sur por la Costanera está aburrido de ver palmas de aceite y, repentinamente pasando una curva aparece una maravillosa vista de montañas cubiertas con selva tropical. Al cruzar el puente sobre el Río Savegre entra en el Corredor Biológico Paso de la Danta (CBPD). La cordillera boscosa, llamada Fila Costeña, es la vía central del corredor. Un observador con vista aérea podría seguir la fila río arriba por 15 km hasta la Reserva Forestal Los Santos y por la costa hacia el sur unos 80 km hasta los manglares Sierpe-Térraba y la Península de Osa, que es la conexión de estos dos grandes bosques tropicales y en medio una multitud de pequeñas reservas naturales. En ambos extremos del corredor hay dantas y solían haber muchas dentro de sus límites, pero el área sufrió una grave deforestación desde principios de la década de los 40 hasta mediados de la década de los 80 y todas perecieron. La última fue matada por un cazador en 1957. Las dantas, también conocidas como tapires, son mamíferos grandes, hermosos y carismáticos, los más grandes de América Central. Un adulto pesará unos 275 kilos. El hocico prensil o tronco corto lo usa para agarrar la vegetación y jalarla hacia la boca. Conocidos como los "Jardineros del Bosque", las dantas limpian áreas pequeñas en la selva, dejando tierras descubiertas donde una variedad de plantas puede brotar y cubrir el suelo del bosque. Adicionalmente son grandes dispersores de semillas. El sueño del proyecto CBPD, es restaurar suficiente hábitat natural en las tierras deforestadas para que la danta regrese. Desde el inicio del proyecto en 1990, mucho bosque secundario ya se ha regenerado en antiguos repastos, tres especies de monos, pumas, lapas rojas y otras especies de aves han migrado para repoblar áreas a lo largo del corredor. Una serie de avistamientos de tapires en los últimos años da esperanza de que la meta está cerca. Espero que viviré para ver el día en que las dantas vuelvan a poner pie en Hacienda Barú. |