O aun mejor, nos podemos preguntar: ¿será posible planear unas vacaciones en el campo? Para quienes es su sustento y rutina puede parecer extraño, pero quienes trabajan en oficinas, amas de casa y especialmente en la ciudad, es una opción divertida y educativa.
En el caso de los niños es una actividad esencial para un desarrollo holístico. Trabajar la tierra, nos enseña el valor de sus productos, nos conecta con el ciclo de la vida y hasta fortalece nuestro sistema inmunológico.
Empezar una jornada con la primera luz del Sol, compartir el espacio con las aves durante sus primeros cantos, sentir la fertilidad en las manos y sembrar las semillas para los frutos que se recolectarán semanas o meses después, es una experiencia que todos debemos tener.
Las habilidades de un agricultor no se aprenden de la noche a la mañana y la admiración por su trabajo y la importancia de su contribución a nuestra comunidad es una actitud que debemos promover en cada uno de nosotros. ¡Así que manos a la Tierra!