Don Regulo - Pionero - Photo by Dagmar Reinhard

Don Regulo González de 70 años de edad es oriundo de Esparza y se vino desde los 14 años a Platanillo. En la escuela conoció a su futuro esposa Judith Solís C. Años después se casaron y ahora celebran 45 años de unión feliz. Tienen 4 hijos y 9 nietos.

Regulo había aprendido el oficio de sastre y todo el pueblo de Platanillo encargaba la costura de pantalones a él, con cierre a botones por supuesto, porque aún no había cremalleras. Para ocasiones especiales el ofrecía telas como casimir, gabardina y mezclilla para el trabajo. El corte de tela para un pantalón costaba unos 5 colones.

Regulo era y es un buen comerciante; él abrió una pequeña pulpería en donde vendía queroseno para lámparas así como la canasta básica. También compraba todo lo que los vecinos producían para revenderlo a los camiones que pasaban por la trocha de piedras. Pronto pudo comprar un pequeño lote a 6 colones por metro cuadrado en donde construyó su casa con una inversión de 500 colones. Comenzó a negociar con ganado y a comprar tierras. Gozaba de mucho aprecio y confianza entre la comunidad, en aquellos tiempos los negocios se solían pactar con un apretón de manos.

Los buenos viejos tiempos no estaban exentos de dificultades y riesgos. En una pelea, un peón se cortó la mano, quedando solo sostenida por un hilo de músculos, Regulo lo trasladó en su jeep al hospital de San Isidro donde pudieron salvársela.

En otra ocasión llevó a su señora al hospital para que diera a luz. A las 24 horas regresó ella a casa en el autobús y su recién nacido en los brazos. Los domingos la familia solía pasarla en la playa de Dominical. Don Regulo construyó el Hotel Paraíso Tropical que hoy día se llama Natuga y también levantó un puente colgante sobre el rio Barú. El hotel es administrado por su familia, siempre con el sabio asesoramiento de don Regulo. “Disfruten de la vida y no ensucien su mente con pensamientos negativos”, es su mensaje.