Los pequeños saltarines (manakins) pertenecen a una familia de aves neotropicales que es representada por ocho especies en Costa Rica. Se reconocen por su forma redondeada, los machos presentan brillantes colores que suelen contrastar con negro. Son famosos por sus elaboradas reuniones de cortejo, también conocidas como leks, de su nombre en inglés.
Con unos rápidos movimientos acompañados de sonidos producidos por choques de sus plumas y vocalizaciones, son los machos los que atraen a las hembras a su fiesta dentro del bosque. En el Corredor Biológico Alexander Skutch pueden encontrarse cuatro especies con relativa facilidad en una caminata.
Uno de ellos, el saltarín cabecirrojo (Ceratopipra mentalis), es conocido por su danza al puro estilo Michael Jackson, deslizándose hacia atrás sobre una rama horizontal, mostrando sus muslos amarillos y la agilidad de sus patitas, a la vez que realiza estridentes sonidos con las alas.
Sin embargo, los bailes de cortejo del Saltarín cuellinaranja son muy diferentes. Los machos limpian un área de arbustos creando una pista de baile, en la que rebotan de ramita en ramita verticalmente a gran velocidad, y cuando se posan, chocan sus alas generando un sonido hueco, como de palitos quebrándose.
También en nuestro valle observamos al Saltarìn coroniazul. Con su muy brillante plumaje negro y su gorrita azul, su canto es incansable en los bosques del Refugio Los Cusingos. Su baile es una serie de brincos sobre ramitas horizontales a poca altura en el bosque.
El último de los saltarines de nuestros bosques es el saltarín gorgiblanco, (Corapipo altera) que prefiere danzar muy cerca del suelo, sobre rocas o troncos caídos.
La deforestación y los choques contra los vidrios son dos de sus principales amenazas. Recomendamos colocar en amplios vidrios cortinas de cuerdas en la zona externa para evitar estas colisiones. También es importante crear jardines de forma sostenible para ellos, con abundantes plantas nativas que favorezcan su alimentación, como el tucuico (Ardisia compssa).