¡Bienvenido a Dominical, donde las montañas cubiertas de selva se encuentran con el mar!

AUTOR: Trevor Brown

Las ubicaciones específicas y los residentes ayudan a dar forma a la atmósfera y el ambiente de la ciudad. Situado frente al mar, abrazando la orilla sur del río Barú, Dominical es la puerta de entrada a Osa, el Pacífico Sur de Costa Rica. Es el primer pueblo en el municipio de Osa a medida que usted avanza hacia el sur. Aunque solo está separado por el río del distrito norte de Aguirre, el sentimiento del pueblo es de alguna manera muy diferente.

Al cruzar el puente sobre el Barú se abre un portal a un universo alternativo de diversión y emoción. Para los residentes de pueblos del interior como Pérez Zeledón, Tinamastes y Platanillo, Dominical es también el pueblo de playa accesible más cercano. Este paraíso siempre ha sido el destino de las familias que viven en la zona y los residentes de San Isidro para disfrutar las actividades de playa los fines de semana y las reuniones festivas. Los surfistas y viajeros globales han encontrado refugio en este pequeño paraíso.

Hasta 2009, el pavimento no conectaba Dominical con Quepos y el resto del centro de Costa Rica. Los caminos de tierra llenos de baches y los cruces de ríos impidieron que los viajeros de buen tiempo llegaran a Dominical. Aquellos que desafiaron el viaje encontraron un pequeño y animado pueblo de playa con un encanto irresistible.

Las personas que se mudaron a Dominical entonces tenían ideas afines con un espíritu aventurero que buscaba una playa tropical virgen. Ahora este hermoso lugar está conectado para que todos la disfruten. Ya no es un secreto y la ciudad sigue unida con su camaradería local y su atmósfera de pueblo pequeño. A diferencia de muchas ciudades costeras, puede caminar a todos los negocios en cuestión de minutos. Puede encontrar todo lo que necesita y mas dentro de unas pocas cuadras.

Las vibraciones bohemias de artistas y músicos continúan aportando carácter. Los residentes, expatriados desde hace mucho tiempo, y los ticos locales se ríen y cuentan historias que recuerdan la historia de la ciudad y comparten buenos momentos. Los mercados de agricultores semanales exhiben lo mejor en alimentos locales, ropa hecha a mano, artesanías, tinturas y tapices. El aprecio por el artesano ha inspirado una amplia gama de restaurantes, cafeterías y una cervecería artesanal local.