Parece que al compartir un área multicultural por algún tiempo, solemos enfocarnos más en las diferencias que en las similitudes, juzgando a los demás ya que es más fácil que intentar entender sus acciones y pensamientos. Pero como decía Madre Teresa “Juzgar no deja espacio para amar”. Si nos concentramos primordialmente en como los demás deberían actuar o en lo que está mal en ellos, terminamos creando una barrera invisible, esa energía negativa se refleja en la forma en que los tratamos.
Podemos optar por un camino diferente. En la naturaleza, todas las diferentes criaturas vivas viven en completa armonía. Nosotros compartimos el hecho de que somos humanos. Todos queremos ser amados y tenemos una capacidad enorme de amar la cual se despierta conforme empecemos a notar “lo que es bueno” en cada uno, dándonos cuenta de que en esencia todos somos lo mismo y estamos conectados. Pongamos atención al mar, cada ola parece diferente, pero todas forman parte de algo más grande. ¡El Gran Océano!
Así que los dejo con un consejo de Paramhansa Yogananda: “Mantén sólo amor en tu corazón por los demás, entre más veas lo que es bueno en los demás, más lograrás establecer lo que es bueno en ti mismo.”