Poesía indígena
En memoria de Woody Dyer, un gran espíritu libre de Bella Vista Lodge, Escaleras, Dominicalito. Él hizo maravillas por su comunidad y es un ejemplo a seguir. Él siempre estará allí… ¡siempre!
Cuando yo me haya ido, libérame, déjame ir.
Tengo tantas cosas que hacer y ver. No llores pensando en mí.
Agradece los buenos años, en que te di mi amistad.
No te puedes imaginar la felicidad que me has dado.
Gracias por todo el amor que me has mostrado, ahora es el momento de viajar solo.
Por un corto tiempo puedes tener problemas.
La confianza te traerá alivio y consuelo.
Vamos a estar separados durante algún tiempo.
Deja que los recuerdos alivien tu dolor.
No estoy muy lejos y la vida sigue…
Si me necesitas… ¡Llámame!
Y voy a estar allí.
Aún cuando no me puedes ver ni tocar, yo estaré allí.
Y si escuchas a tu corazón, lo experimentarás claramente.
La dulzura y el amor que te traigo.
Y cuando sea hora de que te vayas, voy a estar allí para recibirte.
Lejos de mi cuerpo con este gran espíritu… Dios.
No vayas a mi tumba y llorar.
Yo no estoy ahí, no duermo.
Soy mil vientos que soplan.
Yo soy los cristales de nieve resplandecientes.
Yo soy la luz que pasa a través de los campos de maíz.
Yo soy la lluvia del suave otoño.
Yo soy el despertar de los pájaros en la calmada mañana.
Yo soy la estrella que brilla en la noche.
No vayas a mi tumba a llorar,
No estoy aquí, no estoy muerto.
Poema presentado por Christophe Gstalder