Escrito por Claudia Langguth
Me encanta recordar el día en que fuimos a un tour a los manglares en el Río Sierpe. Abordamos un bote en el muelle privado de Kokopelli, un romántico bar/restaurante con vistas al río Sierpe. El capitán nos llevó al Estero Azul. Nuestro guía bilingüe explicó que este canal fue construido por los trabajadores de la Bananera (United Fruit Company) para transportar la fruta.

Aquel día había marea baja y a la vuelta de la esquina, detectamos el mayor cocodrilo que jamás habíamos visto, tomando sol en un banco de arena. No estaba en absoluto interesado en nosotros, por lo menos esto parecía. La exuberante selva que nos rodeaba era asombrosamente hermosa. Mientras navegamos muy lentamente por el río verde, vimos aves exóticas como guacamayas, tucanes y garzas tigre.

Pasamos por debajo de un pequeño puente, donde una familia de murciélagos estaba durmiendo boca abajo, y el panorama cambió por completo. Estábamos en otro mundo, escuchando a la naturaleza en medio de la más pura selva. De repente, un grito aterrador irrumpió el silencio. Con un poco de miedo, observamos la cara de nuestro guía. "No se preocupen, sólo son los monos aulladores", nos dijo. Entonces vimos a la familia de tres: madre, padre y un bebé. El bebé balanceándose en la cola de su enorme papá aullador. Fue increíble.

Las orillas del río verde zumbaban con los sonidos de los insectos y los pájaros escondidos, observamos que algo se movía en el bosque de bambú. Los más hermosos monos ardilla jugaban en las ramas justo en frente de nosotros. El viaje a este tipo de paraíso tan frágil, en peligro de desaparecer, es algo que debe experimentarse. ¿En qué otra parte del mundo se puede ver tantas especies diferentes de monos, cocodrilos, aves exóticas e iguanas? La impresionante belleza de este río mágico nos conmovió profundamente. Gracias, Madre Tierra!