Por Jack Ewing
Un grupo de por lo menos treinta pájaros verdes con amarillo, veloces, y escandalosos, volaron directamente sobre mi cabeza. Mi primer pensamiento fue que eran periquitos barbinaranjas (Brotogeris yugular) que veo casi todos los días, pero estas aves se veían diferentes.
En la segunda vez que pasaron los mire con más atención. Ellos tenían una larga y aguda cola y eran más grandes incluso que los loros conocidos como chucuyos (Pionus senilis), comunes a la zona. A la mañana siguiente, varias bandadas de más de 50 aves cada una daban varias vueltas directamente sobre Hacienda Barú Lodge graznando estridentemente y dando a conocer su presencia. Me hizo recordar los años 60 y la película clásica de terror de Alfred Hitchcock, The Birds.
Uno de nuestros guías de observación de los aves les identificó como pericos frentirrojos (Aratinga finschi), una especie que yo había visto solamente dos veces. Les pusimos el apodo periquitos escandalosos.
Al día siguiente vi un gran grupo revoloteando a través de las ramas en un bosquecillo de árboles de teca. Pareciera que estaban comiendo semillas inmaduras de teca. Al escribir estas líneas a finales de enero 2016 los periquitos han anunciado su presencia en voz alta todos los días durante las últimas tres semanas.
El perico frentirrojo es común en el Valle Central y la vertiente del Caribe hasta 1800 metros sobre el nivel del mar y siempre se han visto ocasionalmente en pequeños grupos o parejas en Costa Ballena y el Corredor Biológico Paso de la Danta. Nosotros probablemente nunca sabremos a ciencia cierta por qué tantos de ellos nos asisten este año.
Sospecho que el clima extremadamente seco durante el año 2015 creó condiciones favorables a su presencia, pero lo más probable es que varios factores están involucrados en este fenómeno. Sólo la Madre Naturaleza lo sabe con certeza y ella a veces guarda sus secretos muy bien.